martes, 1 de enero de 2013
Los líderes de las 20 economías más poderosas del planeta abrieron ayer en Seúl una cumbre, destinada a corregir los desequilibrios cambiarios que afectan al comercio mundial, con un tenso debate por las políticas monetarias de Estados Unidos y China. La polémica por la "guerra de divisas", que implica en principio a Estados Unidos y China por la infravaloración del yuan, ha acentuado las diferencias entre los miembros del grupo, que está lejos de la cohesión exhibida en su primera cumbre de 2008 en Washington, en el apogeo de la crisis financiera mundial. Convertido en uno de los voceros de los países emergentes, que han quedado atrapados en esta pelea, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva advirtió que las naciones industrializadas deben fomentar su consumo interno, ya que en caso contrario "el mundo va a la quiebra". "Si ellos (los países desarrollados) no consumen, y se quiere apostar solo a las exportaciones (como mecanismo para salir de la crisis), el mundo va a la quiebra", dijo Lula, señalando que el comercio mundial depende directamente del consumo en las naciones industrializadas. La Hora, 12 nov. 2010, p. B. 7
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