viernes, 15 de junio de 2012

AL FONDO / Spurrier, Walter

En abril 24, el Ministro Coordinador de Política Económica viajó a Washington a la Asamblea del Fondo Monetario, del cual el Ecuador es miembro; acusó al FMI de prestar a los "amigos políticos" como México, Colombia y Polonia, y exhortó al organismo a flexibilizar sus créditos. México recibió USD 47 millardos, El Salvador USD 800 millones. Lo que insinúa Diego Borja es que el FMI debe prestarle a los países miembros sin inmutarse de las acusaciones de mala práctica que algunos gobiernos le hacen. El Ecuador responsabiliza al FMI de todos sus males. Incluso en momentos de extrema bonanza prepagó la deuda, como hizo Kirchner y desalojó al FMI de la oficina que ocupaba en el edificio del Banco Central. El Fondo cerró la oficina en Quito. Coincidentalmente en abril 27, The Washington Post publica un reportaje de su corresponsal para América de Sur, enviado desde Quito, donde se encontraba cubriendo las elecciones, titulado "Latinoamérica parece acercarse al FMI". El asunto es que, gústele o no al presidente Correa, el mundo capitalista, que incluye a todos los países del orbe excepto Cuba, Corea del Norte y algún otro, organiza el flujo global de bienes y dinero a través de la OMC para comercio, el Banco Mundial y los bancos regionales (como el BID) para crédito de desarrollo, y el FMI para crédito de balanza de pagos. Solo el FMI nos puede prestar USD 1 200 millones o más para atender necesidades comerciales. Casi todo lo que prestan el BID o el Banco Mundial -cuyo delegado en el país fuera expulsado por el Presidente- está atado a proyectos específicos. Moraleja, señor Presidente: nunca más debe decir: "de esta agua no beberé". El Comercio, 5 mayo 2009, p. 10

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